Los mejores hoteles de lujode Ibiza

Pegado al este de la isla y enclavado entre la campiña siempre verde se encuentra Les Terrasses, un hotel de lujo que se despliega por exóticos jardines y destila romanticismo. Construido por propietarios franceses hace más de tres décadas, cada rincón de este hotel ibicenco está cuidado al detalle. Desde las relajantes zonas chill-out decoradas con cómodos cojines hasta la pequeña pero impactante piscina rodeada de palmeras, no se ha pasado por alto ningún detalle de diseño, conjurando un ambiente verdaderamente especial de paz y tranquilidad. Venga en pareja y deléitese con la lejanía: aquí es como si el resto del mundo no existiera.

Más al sur, en la costa este de Ibiza, se encuentra el palaciego Ibiza Gran Hotel. Situado en los brillantes alrededores de Marina Botafoch, a sólo 20 minutos a pie del centro de la ciudad de Ibiza y a 10 minutos de Talamanca, este hotel de lujo es un destino por derecho propio gracias a su restaurante La Gaia, el primero de la isla con una estrella Michelin. Dirigido por el famoso chef Óscar Molina, el menú degustación es una visita obligada para todos los amantes de la buena mesa. Las habitaciones, por su parte, rebosan lujo discreto. La mayoría tiene bañera de hidromasaje y balcón con vistas a las murallas históricas de Dalt Vila, pero todas disponen de baño privado y WiFi gratuito. No deje de visitar el Open Spa, el excelente balneario del hotel que alberga uno de los mejores circuitos de hidroterapia e hidromasaje de la isla.

Ushuaïa Ibiza es tan famoso que se ha convertido en sinónimo de la isla. Este establecimiento de Playa d’en Bossa (a unos 10 minutos en coche de la ciudad de Ibiza), la capital de la fiesta ibicenca, es a la vez un hotel de lujo y un destino de discotecas. Con un ambiente siempre animado y fiestas los siete días de la semana durante los meses de verano (con artistas como David Guetta, Martin Garrix y Hardwell), hay que admitir que no se pasa mucho tiempo en las elegantes y modernas habitaciones o viendo las televisiones de pantalla plana, aunque algunas tienen balcones con vistas al escenario y otras tienen sus propios jacuzzis privados. En cualquier caso, le garantizamos que disfrutará al máximo de la experiencia de ser una superestrella. Actúe pronto para asegurarse de que hay habitaciones disponibles.

Situado entre las hermosas calas de Cala Conta y Cala Codolar (a unos 25 minutos en coche de San Antonio y 45 minutos del aeropuerto de Ibiza), Seven Pines Resort Ibiza es un lujoso complejo de suites que puede presumir de tener algunas de las mejores vistas, comida e instalaciones de spa de la isla. Las habitaciones con aire acondicionado son como villas individuales, con espacios separados para cocinar, cenar y dormir, pero son las zonas comunes las que realmente dan que hablar. Pase el día relajándose en la impresionante piscina infinita exterior, con la majestuosa roca de Es Vedrà alzándose hacia el cielo en la distancia, disfrute de una sesión de relajación en el spa Pure Seven y cene en The View, donde la increíble gastronomía se combina con las resplandecientes vistas al mar. No se lo pierda.

Escondido en la campiña ibicenca, Ca Na Xica es la antítesis de la reputación de la isla como lugar de marcha. Un paraíso enclavado entre hectáreas de frondosa campiña e imponentes cactus, donde la gente viene a desconectar de los ajetreados rituales de la vida diaria (hay WiFi gratuito, pero recomendamos dejar los dispositivos en casa). Una elegante piscina de agua salada guía a los huéspedes hacia el interior, donde se encuentran con habitaciones sencillas y baños privados con cristaleras que miran hacia los olivos de hojas plateadas. No deje de cenar en Salvia, donde se sirven a diario productos locales frescos y el horno Josper cocina la carne y el pescado a la perfección.

Por último, pero no por ello menos importante, está Los Enamorados, un hotel boutique situado en Portinatx. Con sólo nueve habitaciones decoradas individualmente, cada una con su propia personalidad y vistas al mar, este hotel de lujo funciona a su propio ritmo. Por ejemplo, en la terraza de su restaurante no se escucha música dance, sino una mezcla de funk, soul y lo que les apetezca ese día. No hay piscina al aire libre, pero en su lugar puede tomar prestado un kayak o un tubo de buceo y lanzarse a una aventura por el mar, para luego sentarse en el restaurante a tomar un cóctel al atardecer y cenar tranquilamente. Este es el tipo de felicidad fuera de lo común y salada que deberían tener todas las experiencias ibicencas.