Finca atemporal en el corazón de Ibiza con dos casas de huéspedes

Escondida entre las ondulantes colinas y los susurrantes pinos de la campiña ibicenca, esta extraordinaria finca ofrece una magistral mezcla de historia, diseño y tranquilidad. Ubicada en una extensa finca de 57.000 m², este tesoro del siglo XIX, antaño olvidado, ha sido revitalizado con una visión excepcional por los renombrados arquitectos Dolores y Maxim Batselaere. El resultado es un santuario lleno de alma en el que el carácter del viejo mundo se combina con un lujo discreto.
La residencia principal cuenta con cuatro habitaciones elegantemente decoradas, cada una con su propio cuarto de baño, y una luminosa planta baja con una chimenea central hecha a medida y un amplio salón. Los elementos originales, como la antigua puerta de entrada y los ventanales de hierro oxidado, confieren a la casa una gran autenticidad, mientras que la calefacción por suelo radiante y el aire acondicionado garantizan el confort durante todo el año. En la planta superior hay un acogedor rincón para ver la televisión, un aseo y una serena suite principal con vestidor, baño de lujo y terraza privada con vistas a los jardines.
Dos encantadoras casas de invitados, cada una con su propia terraza, ofrecen espacio adicional, ideal para visitas o para un retiro tranquilo. Siete habitaciones en total, cada una con baño privado, se reparten por la finca.
En el exterior, antiguos muros de piedra encierran un exuberante paisaje de árboles frutales y olivos, que conducen a una piscina de 48 m² y a una cocina exterior totalmente equipada. Una bodega oculta, enclavada en una cala natural, ofrece un toque inesperado, mientras que un hammam invita a la relajación profunda.
A pocos minutos de la ciudad de Ibiza, pero rodeada de naturaleza, la finca promete un aislamiento total sin renunciar a la comodidad. Esto es más que un hogar: es un relato vivo. Una vez rota y olvidada, ha renacido con devoción, elegancia y alma. Una finca atemporal, lista para ser habitada y amada una vez más.